“INTERPERSONAL BIOFEEDBACK APPARATUS ENCODING CARDIAC FLUCTUATIONS”, CORALIE VOGELAAR (NL)
Título de la obra: Interpersonal Biofeedback Apparatus Encoding Cardiac Fluctuations
Autor: Coralie Vogelaar
Fecha: 2021
Fuente:
https://images0.persgroep.net/rcs/5GKeonq1tygjoSCajmipvM03SNU/diocontent/209784635/_fitwidth/763?appId=93a17a8fd81db0de025c8abd1cca1279&quality=0.8
RESUMEN DE LA OBRA
Instalación interactiva en la que explora la relación entre las máquinas y las personas mediante una cámara de sensores, cables, altavoces y partes agrandadas del corazón hechas de cerámica. Los visitantes pueden sentarse en un taburete y colgarse un sensor en el lóbulo de la oreja. Todos tienen una pantalla frente a ellos donde se muestran los latidos de su propio corazón y el de los demás participantes.
INSPÍRATE
Cuando entras en esta instalación, parecida a un laboratorio o quirófano, y tan pronto como las personas toman asiento, el trabajo atrae automáticamente a más visitantes. Uno se vuelve no sólo curioso, sino intrigado por cómo producir nuevos sonidos. En ese momento, ves que el visitante que está a tu lado salta para aumentar su ritmo cardíaco, o que intentan asustarse unos a otros para cambiar la frecuencia de los latidos. Un estallido de risa da como resultado sonidos salvajes, que a su vez estimulan a otros visitantes a reírse.
Los cambios en los latidos del corazón de todos los participantes crean sonidos. Tan pronto como el ritmo cardíaco de alguien baja o aumenta, hay tonos diferentes. La obra cobra vida.
¿QUÉ NOS TRASMITE ESTA OBRA?
¿Qué materiales / medios se emplean en la obra y por qué?
Esta obra es una instalación interactiva. Está formada por una Instalación de audio de 10 canales, piezas de cerámica representando partes del corazón, aluminio, altavoces de vibración, sensores, paneles de espuma, metacrilato, y software de composición
SuperCollider algorítmico.
La instalación examina nuestra necesidad de ejercer control sobre nuestro cuerpo, la naturaleza incontrolable de las condiciones que influyen en cómo nos sentimos y los sistemas de datos que analizan nuestro estado de bienestar. Se invita a los visitantes a tomar asiento y colocar un sensor en el lóbulo de la oreja. La variabilidad de su frecuencia cardíaca, el período entre latidos, se vuelve inmediatamente audible en forma de tic-tac metálico, sonidos de fricción en la cerámica y chirridos del poliestireno. Los cambios en HRV impactan directamente en la composición sonora del músico Sjoerd Leijten, y viceversa.
Los sensores registran todas las irregularidades del latido del corazón, que fluctúa en respuesta a factores físicos y emocionales. Debido a las complejidades involucradas en la identificación de la causa de las fluctuaciones individuales, la ciencia a menudo descarta las pequeñas variaciones como irrelevantes, y solo se utilizan lecturas promedio para los exámenes.
Coralie Vogelaar explora el «ruido» que generalmente se filtra en los exámenes médicos para incorporarlo en esta mezcla híbrida de investigación tecnológica y bellas artes: la instalación emana la atmósfera de un laboratorio, con sus tubos de aluminio, cables visibles , mesas de muestras, etc. Vogelaar demuestra que nuestros estados de ánimo son más complejos de lo que sugeriría una medida promediada. Ella abraza esta complejidad al combinar sistemas de muestreo de datos con la experiencia física del sonido, en lugar de imponer cualquier marco o delimitación científica.
¿Qué significado tienen los elementos de la obra?
Todos los que usamos un dispositivo portátil para medir nuestro pulso cardiaco estamos acostumbrados a que esa información sea privada. Normalmente puedes ver cómo es tu propio ritmo cardíaco en cualquier momento, pero mediante esta obra se hace público, no solo para los que participan, sino también para todos los que pasan por la sala.
Los datos que normalmente son tan fríos en nuestro dispositivo portátil o teléfono inteligente llenan el espacio.
Nuestros teléfonos inteligentes, relojes inteligentes y otros dispositivos portátiles recopilan constantemente datos sobre nuestra salud. Nuestro ritmo cardíaco se rastrea a lo largo del día y se cuenta cada paso. Se ha vuelto normal ver nuestros cuerpos presentados cada vez más en números fríos, de un modo casi obsesionante.
Podemos ver exactamente cuántas horas hemos dormido cada mañana. En lugar de preguntarme qué noche era, qué ocurrió esa noche, mi teléfono inteligente muestra un número que identifica esa noche de sueño. En otra pantalla veo la temperatura de mi piel, la saturación de oxígeno y las respiraciones por minuto, entre otras cosas.
Existe el peligro de que estos datos se conviertan en una obsesión. Que cada pequeño cambio te ponga ansioso, o que empieces a preocuparte más por las horas de sueño en tu smartphone que por el sueño real. Hay personas que mueven los brazos solo para dar 10.000 pasos, porque ese número arbitrario se vuelve más importante que dar un paseo saludable.
La artista demuestra con su trabajo lo incómodo, pero también agradable, de soltar ese control. Los wearables pueden hacer mucho bien a nuestra salud, pero lo que sentimos siempre debe ser lo primero.
Sobre el artista
Coralie Vogelaar es una artista interdisciplinar que combina disciplinas científicas como el comportamiento humano, estudios y datos de análisis con los materiales artísticos. Fascinada por los algoritmos, ella explora la relación entre humano y máquina, colabora con expertos de varios campos de conocimiento, creando una obra de naturaleza colaborativa. Mediante su trabajo aborda temáticas subyacentes mediante obras con un fuerte componente visual.
Autora del análisis: Amalia Ortega Rodas